Tzvetan Todorov - Ediciones Península - HCS - Año 2002
(...) Prohibimos a todos nuestros súbditos de cualquier estado y calidad que sean, renovar su memoria..."
Más cerca de nosotros, en 1881, Paul Déoulède, fundador de la Liga de los Patriotas y militarista convencido, clama, con un espíritu opuesto:
Sé de algunos que creen que el odio se apacigua:
¡No, no!, el olvido no entra en nuestros corazones.
Así allana el camino para la carnicería de Verdún. Sin saberlo, confirmaba con sus palabras una fórmula de Plutarco según la cual la política se define como lo que arrebata al odio su carácter etereno; dicho de otro modo, lo que subordina el pasado al presente.
-pág.204 - Vocación de la memoria -
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Ahora bien, la diferencia entre justicia y venganza es doble. En primer lugar, la venganza consiste en responder a un acto individual con otro acto individual, comparable en principio: mataste a mi hijo, yo mataré al tuyo. La justicia, en cambio, confronta el acto individual a la generalidad de la ley; el anonimato de los justicieros (policías o magistrados) se opone a la identidad singular del vengador. La venganza, como el perdón, es personal; la justicia no lo es, la ley no conoce individuos.
(...) El acto de justicia repara la ruptura del orden social, confirma la validez de la ley (escrita o, como en los crímenes contra la humanidad, no escrita) y, por lo tanto, el propio orden social; no compensa necesariamente la ofensa sufrida por el individuo. Lo importante desde este punto de vista no es que la justicia sea más o menos severa, sino que sea.
-pág.206 - Vocación de la memoria -
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